Un niño que ronca no respira bien

Muchos padres no toman en cuenta los ronquido de los niños porque piensan que se trata de un malestar pasajero. La realidad es otra y debe ser una señal de alerta. Quien ronca duerme intranquilo y a la mitad de la noche se despierta buscando aire. El niño puede desarrollar patologías de alto riesgo por sobrecarga del circuito cardiopulmonar y el funcionamiento del corazón.

El propósito del mensaje médico no es alarmar, sino prevenir. Si durante un catarro ocurre esto, no es problema. Aquellos niños que les cuesta tragar un pedazo de carne es probable que padezcan esta condición.

En Estados Unidos, los investigadores han presentado una serie de informes sobre niños y adultos con problemas obstructivos del tracto respiratorio que desarrollan insuficiencias cardíacas. Inclusive se han registrado defunciones por ello.

Al referirse a la causa más frecuente del ronquido infantil, se señala el aumento exagerado del tejido de las amígdalas y las adenoides. La única indicación absoluta para operar las amígdalas es cuando son excesivamente grandes y obstruyen la vía respiratoria. No por una simple amigdalitis, de fácil tratamiento con antibióticos, se interviene quirúrgicamente. El desarrollo desmesurado del tejido amigdalino puede alterar también el desarrollo facial.

El especialista advierte que respirar continuamente por la boca conlleva a que el paladar se haga más angosto y sufra una elevación, como es el paladar ojival. Como consecuencia aparecen problemas de deglución y respiración, que lo harán padecer toda la vida de problemas respiratorios y dentales, así como de mordida cruzada, alteración de la articulación temporomandibular, falta de desarrollo del tercio medio facial y ausencia del desarrollo del maxilar inferior.

Síndrome de pierna corta

Existe una relación directa entre la respiración nasal y el desarrollo pulmonar. Si por una fosa nasal no hay buena respiración, no se desarrollará un pulmón y ante esto se presentan desviaciones de la columna debido a la evolución de un solo lado del tórax. Los norteamericanos denominan «Síndrome de pierna corta» a quienes tienen un lado de la nariz siempre obstruida y la pierna correspondiente más corta, como consecuencia de este padecimiento.

Si a tu hijo ya le han extirpado amígdalas y adenoides, ¿cuál sería la razón para seguir roncando? Estos órganos no son los únicos culpables del ronquido, sino las más frecuentes. Un niño puede tener un tabique desviado, ser alérgico y tener problemas de paladar. La instalación de un mecanismo anómalo de mala respiración y deglución, al colocar la lengua en una posición determinada para poder respirar durante el sueño, crea y mantiene ese hábito.

Debe examinársele la mordida al niño y si tiene paladar ojival debe acudir al ortopedista maxilar. El odontopediatra puede detectar cualquier anomalía bucal responsable del ronquido y el terapista de lenguaje puede ayudar con ejercicios que solventen la mala deglución e incorrecta posición de la lengua.

¿Qué puedo hacer cuando es necesario intervenir quirúrgicamente al niño?

La operación que en ciertos casos mejora el problema del ronquido se llama faringopalatoplastia. Antes de decidir una intervención de esta clase deben estudiarse las razones y averiguar si los problemas neurológicos tienen culpa de tal alteración.

Es una cirugía sencilla y el éxito está garantizado en función de un buen diagnóstico previo. El paciente se hospitaliza en la tarde, cena y duerme en una habitación y, a veces, no es posible lograr el diagnóstico en una sola noche.

La posición ideal durante el sueño es sobre una almohada normal y se recomienda tratar de dormir de lado, ya que por lo general en esa posición no se ronca. El alcohol favorece el ronquido, ya que al ingerirlo los mecanismos del sueño. A nivel del sistema nervioso central el alcohol descontrola los mecanismos normales de conciliación del sueño por el edema cerebral que se produce.

En ocasiones, a los niños que roncan hay que destinarles un cuarto aparte para que los demás hermanos puedan dormir. Lo importante es no desesperarse, porque nuevas estrategias científicas pueden eliminar para siempre este molesto «ruido» nocturno.