Recomendaciones

La ocurrencia continua de enfermedades que se previenen por medio de vacunas ha conducido a cambios importantes en los esquemas de inmunización de la infancia. Los brotes de sarampión de 1985 y 1986 condujeron a que en 1989 se recomendara la reinmunización universal de los niños contra el sarampión, bien fuese al entrar a la escuela a los 5 ó 6 años de edad, o al entrar a la escuela media o el bachillerato, a los 11 ó 12 años de edad.

El Comité de Enfermedades Infecciones de la Academia Americana de Pediatría recomienda la reinmunización rutinaria a los 11 o 12 años los de edad, mientras que el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización del CCPE recomienda que la segunda dosis sea administrada al entrar a la escuela.

Las reinmunizaciones al entrar en la escuela media o el bachillerato tiene la ventaja de producir un impacto más inmediato sobre los brotes durante el bachillerato, mientras que el requerimiento de la segunda dosis al entrar en el Kindergarten facilita la implementación del programa de vacunación.

Sin embargo, ambos comités reconocen la validez de la reinmunización a cualquiera de esas dos edades y recomienda una segunda dosis, para aquellos estudiantes que no han sido previamente reinmunizados, al ingresar en el preuniversitario o en cualquier otra institución educacional posterior al bachillerato, siempre y cuando la primera dosis haya sido administrada a los 12 meses de edad o más.

La ocurrencia de hepatitis B, a pesar de que desde 1982 se encuentra disponible una vacuna altamente efectiva y segura, ha llevado a que el Comité Asesor sobre las Prácticas de Inmunización y la Academia Americana de Pediatría, recomendara, la inmunización universal contra la hepatitis b en la infancia.

Este cambio importante en la política de inmunización se justifica por tres factores:

La morbilidad y la mortandad asociada con la hepatitis B son comparables o superiores a las causadas por otras enfermedades de la niñez, previsibles por vacunas.

Las estrategias de vacunación temprana, basadas en la inmunización selectiva de los miembros de grupos de alto riesgo de adquirir la hepatitis B, no han sido efectivas.Los trabajadores de la salud frecuentemente tienen dificultades en identificar a las personas de alto riesgo y aun cuando éstas sean identificadas, muchas pueden encontrarse ya infectadas.

La compleja epidemiología de la infección por el virus de la hepatitis B (VHB), limita por si misma el éxito de un programa de inmunización selectiva, aun cuando éste sea completamente implementado.Los patrones de transmisión, incluyendo la ruta y la edad de adquisición del VHB, difieren en distintas partes del mundo.

En áreas tales como: el sudeste asiático y entre los inmigrantes de esa región de los Estados Unidos, en los cuales la infección por el VHB es altamente endémico; definido como la prevalencia de infección crónica por el VHB igual o mayor de un 8%; la transmisión perinatal y la adquisición del VHB en los primeros cinco años de vida son comunes.

En contraste, en áreas de baja endemicidad; definida por una prevalencia de infección crónica por VHB menor de un 2%; como en los Estados Unidos, la mayoría de las infecciones son adquiridas en la adolescencia o en la edad adulta por contacto sexual; uso de drogas intravenosas; contactos en el hogar con un portador crónico del VHB, o con una persona con infección aguda, o por exposición laboral.

Aunque se estima que el 8% de las infecciones por VHB en los Estados Unidos ocurre entre los lactantes y los niños, estos casos representan aproximadamente el 36% de las infecciones crónicas y por lo tanto constituyen un reservorio importante del VHB y son responsables de una cuota de morbilidad y mortalidad considerable.

Aun más, en un tercio o más de los pacientes con hepatitis B, no se puede identificar un factor de riesgo. La inmunización universal superara muchas de estas limitaciones.

La inmunización universal de los niños será costo efectivo porque los costos médicos de la enfermedad aguda y crónica por el VHB son altos y porque puede darse una dosis menor de la vacuna a los lactantes y niños menores de 11 años de edad. Dependiendo del producto comercial que se use, para inmunizar a los niños, se recomienda tan solo un cuarto (o,25ml) o la mitad (o,5ml) de la dosis administrada a los adultos (1,0 ml).

El costo por dosis es por lo tanto similar al de otras vacunas recomendadas rutinariamente en la infancia.

El esquema de tres dosis para la inmunización primaria contra el VHB debe ser administrada en la infancia temprana. La Academia Americana de Pediatría recomienda que se administre la primera dosis después del parto y antes de que el niño sea dado de alta. La segunda dosis debe ser administrada a los 1 ó 2 meses de edad y la tercera dosis entre los 6 y 18 meses.

Este esquema minimiza la necesidad de dar múltiples inyecciones durante la misma visita. Un esquema alternativo, siempre y cuando la madre no esté infectada con el VHB ( la prueba serológica para el antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg) sea negativo),es colocar las dosis a los 1 ó 2 meses, a los 4 meses, y entre los 6 y los 18 meses de edad.

Debido a que la vacuna contra la hepatitis B es administrada simultáneamente con otras vacunas, este esquema minimiza el número de visitas necesarias para su implementación.

El Comité Asesor sobre las Prácticas de Inmunización considera aceptables ambos esquemas, para aquellos niños cuyas madres sean HBsAg negativas. La aparición de otras vacunas que combinen la del VHB con otras de la infancia reducirá el número de inyecciones necesarias para complementar el esquema de inmunización contra la hepatitis B.

Se espera que la inmunización de los lactantes provea de inmunidad a largo plazo, la cual sea protectora en la adolescencia y la etapa temprana de la edad adulta. En vista de que estos efectos no se verán sino después varias décadas, la prevención de la infección por el VHB sigue requiriendo de la vacunación a las personas de alto riesgo y que se investigue en toda embarazada el HBsAg.

Los niños cuyas madres estén infectadas por el VHB deben recibir durante las primeras 12 horas de vida tanto la vacunación activa como la inmunoglobulina de la hepatitis B.

Los adolescentes, particularmente aquellos que pertenecen a grupos de alto riesgo, también deben ser vacunados. La inmunización universal de los adolescentes reducirá rápidamente la transmisión del VHB y la incidencia de la enfermedad, pero su implementación se dificulta por los relativos altos costos de la vacuna para los adolescentes y adultos y las actuales limitaciones en medicina preventiva para los adolescentes.