Primera consulta con el odontólogo

A los 3 años es recomendable realizar la primera consulta con el odontólogo cuando la dentición temporal está completa y sobre todo si los padres han observado alguna alteración en la dentadura del niño.

El odontopediatra, con sus conocimientos del comportamiento infantil, sus temores y la manera profesional de erradicarlo a medida que el tratamiento avanza, evitará el crecimiento de adultos temerosos del odontólogo. Las primeras lesiones son las caries, a menos que sufran un traumatismo por caída y sus dientes se fracturen, o intrusión (el diente se mete en el hueso).

En los 20 dientes temporales los problemas son relativos, porque al cabo de cierto tiempo vuelven a salir y si no salen el especialista los extrae y coloca un mantenedor de espacio.

Es importante para el niño pueda ver a sus padres de cerca y ellos permanezcan callados en el consultorio, sin entorpecer la relación entre el especialista y la criatura.

¿Cómo es la primera consulta?

Lo primero es el examen clínico. La limpieza no es dolorosa y si tiene algún problema es el momento para diagnosticarlo. Procede la toma de radiografía y así va naciendo la confianza con el profesional. No debe engañársele. Cualquier inseguridad la capta con facilidad.

¿Cuál es el mayor temor?

La anestesia, porque significa una inyección, aunque gracias a la anestesia tópica, colocada con un hisopo antes de la inyección, como spray, o jalea con sabor a frutas, el panorama ha cambiado.

El uso del hilo dental es otro aspecto de la prevención de la cual es responsable el odontólogo. Lo primero es enseñar la técnica correcta del cepillado, uso del hilo dental, comunicar la importancia de los dientes temporales y su mantenimiento. Los odontólogos deben recordar a los padres el chequeo periódico, la aplicación del flúor, los sellantes de fosas y fisuras -si las amerita- para convertir a los niños en adultos sin caries.

La gingivitis infantil

Se manifiesta por el enrojecimiento generalizado del borde libre de la encía, la más cercana a la corona del diente, sumado al sangramiento fácil durante el cepillado y con la mínima presión de un dedo. La causa más popular es por falta de cepillado y el uso del hilo dental.

Entre una y dos semanas logramos una salud dental satisfactoria posterior a la limpieza practicada por un profesional y el aprendizaje correcto del cepillado e hilo dental.

Síndrome del biberón

Este síndrome es grave porque significa la destrucción masiva de la dentición temporal. El último tetero de la noche, es el más perjudicial a los dientes al quedar acumulada el azúcar en la superficie dentaria, las bacterias localizadas en la boca la convierten en ácidos en menos de dos horas, y éste desmineraliza el esmalte dental. Entre las consecuencias contamos de la enunciada, fractura de coronas por una carie de rápido avance, abscesos, exposición de los nervios con su respectiva infección y dolor.

Al perder un diente temporal prematuramente surgen los problemas de espacio, y dificultades en el lenguaje (dicción). Tendrá mala masticación. Los dientes temporales tiene funciones de: estética, necesaria para la autoestima, guardan espacio a los permanentes, mantienen la altura de la cara y su dimensión vertical. Si se caen, el hueso de los maxilares se reabsorbe y la encía se pone fibrosa. Quirúrgicamente tendrían que abrir la encía para que el diente permanente haga erupción.

La simple aplicación de flúor anualmente, en forma de gelatina, colocada en cubetas desechables de anime, previa a una limpieza y durante 5 minutos, es el inicio de una sana rutina que permitirá conservar los dientes para toda la vida.