Papá Afectuoso

Tanto los niños como las niñas deben tener ocasión de gozar de la compañía de su padre, de jugar y de hacer algo con él. Desgraciadamente, a muchos padres, después de una larga jornada de trabajo, les gusta llegar a casa y sentarse cómodamente en un sillón a leer el periódico.

Pero cuando el padre llega a comprender lo necesario que es para el niño su compañía le cuesta menos trabajo sacrificarse. Ahora bien un padre consciente no debe sacrificarse más de lo razonable. Lo mejor es que juegue con el niño un cuarto de hora, y luego le diga con naturalidad que tiene que leer el periódico. No es preciso pasar con el un día entero, yendo al parque zoológico, por ejemplo.

Algunos padres desean tanto que sus hijos sean perfectos que estos les impide jugar con ellos. Un padre que sueñe con que su hijo sea un consumado deportista le llevara al gimnasio muy pronto e intentara hacerle jugar fútbol, pero el niño se equivocara siempre y el padre le criticara sin cesar, y aunque lo haga amablemente, el niño acabara por sentirse molesto y se aburrirá.

Además, tendrá la impresión de ser un inepto. Un niño que tenga confianza en sí mismo y no padezca ninguna contrariedad, se dedicara el solo al deporte cuando tenga la edad adecuada. Y en ese momento, la aprobación de su padre será mucho más oportuna que el papel de entrenador improvisado que pretendía asumir antes de tiempo.

Espiritualmente, el niño tiende hacia la virilidad no solo porque pertenezca al sexo masculino, sino que aprende a sentirse y actúa como hombre porque imita a los muchachos y amigos mayores que le son simpáticos, pero no toma nunca como modelo al que le quiera, o le rinda continuamente.

Por consiguiente, si el padre esta siempre enfadado, o se muestra demasiado exigente con su hijo, este se sentirá molesto no solo con su padre, sino también con los demás hombres y muchachos. Y entonces se acercara instintivamente a su madre, teniendo a imitar su comportamiento y actitudes.

Por eso el padre que desee tener un hijo más varonil no debe regañarle con severidad cuando llora, ni burlarse de él si juega «con las niñas» ni obligarle a practicar deportes prematuramente.

El papel de padre consiste en jugar con su hijo de vez en cuando, darle la sensación de que esta hecho a su semejanza, compartir con él, a veces, algún pequeño secreto, y llevarle de paseo cuando se presente la ocasión.

Fácilmente se comprenderá que le niño debe tener un padre a quien imitar. Pero muchas personas no llegan a hacerse cargo de que, en el desarrollo de una niña, el padre afectuoso juega un papel no menos importante, aunque distinto.

La niña no imitara al padre, como lo hace el niño, pero, como muchacha o como mujer, tendrá mucha más confianza en si misma si siente la aprobación paterna en los pequeños detalles, sobre todo, cuando admire su manera de vestir, o de peinarse, o la felicite por cualquier cosa que haga. Cuando sea algo mayor, su padre podrá demostrare que le interesan sus ideas y podrá confiarle determinadas opiniones y principios personales.

Ella, aprendiendo a apreciar en su padre las cualidades del hombre, prepara su vida adulta. Su manera de relacionarse con muchachas o con personas de su edad, el tipo de hombre que amará y con el que se unirá en matrimonio, y él genero de vida conyugal que tendrá, son otros tantos aspectos sobre las cuales el comportamiento de su padre hacia ella durante su infancia influirá en gran manera.