Organiza tu tiempo y disfruta lo que quieras

Si ya te haz recuperado del posparto y tu bebé empieza ha hacer travesuras por la casa, es preciso que descanses cuando él duerme y te regales, de vez en cuando, algunos mimos sólo para ti. Procura disponer algunos ratos para desconectarte y relajarte.

Toma una ducha caliente con aromas o esencias naturales, disfruta una taza de café o té y, si te gusta leer, retoma este hábito.

Es natural que te sientas un poco desaliñada, pero esa no es excusa para que tu pareja te vea desarreglada, sin maquillaje o con ropas feas. Planifica una comida romántica en un restaurante, lejos de la ciudad y de tu casa. Deja al niño por un rato en compañía de tu hermana, amiga de confianza o madre. Tú también necesitas descansar y disfrutar lo que quieras: deportes, espectáculos nocturnos, conciertos, paseos y hasta ir de tiendas.

Es probable que ya hayas pensado en cómo y cuándo incorporarte a tu trabajo. Quizás sientas nostalgia por las labores de oficina y los compañeros. Puedes comunicarte con ellos y enterarte de los últimos detalles de aquel informe que dejaste pendiente o del cliente que está fuera de tu alcance. De entrada, dedica algo de tiempo para reflexionar sobre lo que esperas como esposa, madre y empleada; para luego, actuar en consecuencia.

Siéntete cómoda con la opción que elijas

Si tu relación de pareja y tus hijos están por encima de todo lo demás, pero deseas trabajar, busca un empleo con un horario flexible, que pueda adaptarse a tus necesidades. Incluso es posible que puedas mantener tu trabajo anterior con una disminución de la jornada laboral y, simultáneamente, de salario. Revisa los planes de tu empresa para la protección de la maternidad y consulta con el supervisor del departamento de recursos humanos.

Es probable que sientas un poco de estrés, por la falta de tiempo para hacer todas las cosas y por la angustia de no cumplir a cabalidad tu función como madre. Si te cuesta conciliar el sueño, es recomendable que te analices y determines lo que vale o no la pena.

No compares tu situación personal con la de otras mujeres, cada una tiene su propio ritmo, y pronto encontrarás el tuyo. Recuerda que no tienes porque sentirte presionada por volver pronto al trabajo o por pasar las 24 horas del día acompañando a tu hijo. Ser el bebé de una mujer que trabaja también tiene sus ventajas. El niño podrá compartir con otros infantes en la guardería y tendrá nuevas experiencias. Descubrirá que es capaz de afrontar los problemas por sí mismo, ser más independiente y amigable.

Cuando en algún momento te sobresaltan pensamientos como «ayer no le presté suficiente atención a mi hija» o «últimamente no le tengo paciencia a mi bebé», evita enfadarte contigo misma y pregúntate cómo puedes mejorar esa actitud. Quizás bastará con dedicarle un rato al niño antes de dormir para acariciarle, darle un abrazo y leerle un cuento mientras lo sientas en tus piernas. Es imprescindible, que tu niño se sienta querido y que tú le des lo mejor de ti.

Sé práctica. Ahorra tiempo al realizar las labores domésticas, con estos consejos:

-Involucra a tu compañero. Pídele que compre el pan, haga el mercado o llame al plomero para arreglar la plomería. Dale instrucciones sencillas y sé agradecida con él. Hazle sentir importante, no lo descalifiques cuando las cosas no salen como las planificaste.

-Si no quieres angustiarte, no asumas más trabajo del que eres capaz de hace. Reserva u tiempo para ti y tu pareja.

-No planches toallas, sábanas, ropa interior o del bebé; en realidad no hace falta.

-Si preparas alguna comida, prepara varias porciones para que no pierdas tiempo cocinando, de esta forma, podrás consumirlo en distintos momentos.

-En las tareas pesadas, intenta hacer un poco cada día. Es preferible lavar la lencería poco a poco, que esperar el fin de semana cuando hay una montaña de ropa sucia por lavar.