Niños y faenas del hogar

Es probable que los niños te digan que no quieren colaborar en la faenas del hogar, pero es importante que aprendan a limpiar y trabajar en equipo. Aquí te damos algunas ideas para motivar a tus hijos a participar.
Algunos niños pequeños les gusta ayudar a mamá, guardando la comida que compraron en el mercado o sacando la ropa de la secadora. Seguramente, tu asistente de tres años de edad puede causar más desorden, pero si tu le enseñas paso a paso, lo que debe hacer para colaborar, con el tiempo aprenderá. No asumas que las faenas domésticas las aprenderán con sólo mirar. Sería maravilloso si cada joven o niño se encargara de arreglar su propio cuarto.

Es recomendable que distribuyas las labores sin discriminaciones sexuales, pero si tomando en cuenta la edad y la fuerza de tus hijos.
Un niño de ocho años puede perfectamente ayudar a su hermanita menor a cambiar las sábanas de su cama. Mientras las niñas pueden ayudar a colocar los cubiertos en la mesa antes de cada comida. Botar la basura, barrer o limpiar los vidrios de las ventanas son tareas sencillas que pueden hacer los hijos.

Si un niño demuestra competencia para realizar una faena sin la supervisión de un adulto, déjalo trabajar. Puedes sugerirle que coloque música mientras limpia. Cada persona tiene sus métodos de trabajo, no les impongas tus propias técnicas. Permítele a tus hijos realizar sus faenas a su modo.
Los trabajos complejos no se los dejes a un sola persona, al contrario, que cada miembro de la familia participe. Trabajarán más rápidamente, aflorará la cooperación y serán como un equipo. Por ejemplo, si desean mover un mueble es mucho más sencillo cuando «todos» empujan que si lo hace una persona.

Las labores particularmente odiosas, pueden rotarse.

Si a ninguno le gusta dedicarse a podar las plantas o cortar el césped, pueden rotar la responsabilidad para que no sea el trabajo constante de una sola persona. No dejen las actividades domésticas para el final de la noche antes de ir a dormir. Es mejor aprovechar el tiempo después del colegio o antes de la cena.

Recuerda que un niño no puede trabajar todo el día en las labores. Una hora es todo lo que puedes esperar de un niño de siete años. Mientras un adolescente de 14 años puede ayudar tanto como un adulto, dependiendo de su nivel de madurez.

Por supuesto, el mejor camino para incentivar a los niños es ofreciendo el ejemplo. Si tú dejas tus zapatos en el pasillo de entrada, no te sorprendas si tus hijos hacen lo mismo.