El Primer Diente

Con la erupción del primer diente de leche, debe comenzar el cuidado bucal, para que el niño tenga una dentadura sana. Desde el momento en que hace aparición el primer diente del niño, la madre con un trozo de gasa enrollado en el dedo índice, debe limpiárselo después de la ingestión del tetero o de cualquier alimento, y a la vez limpiarle la lengua. Todo esto con el objeto de crear un buen hábito y proteger los dientes desde el mismo momento en que hacen su erupción. Esta conducta a seguir por parte de las madres, es lo que se denomina el punto de partida de la prevención en odontología.

La cronología de la erupción dentaria ( la llamada de «leche») es la siguiente: desde los 5 a los 7 meses, salen los incisivos medio inferiores. A los 8 aparecen los incisivos medios superiores. A los 14 meses los incisivos laterales inferiores. De 14 a 18 meses los primeros molares. Es a los 20 meses cuando hacen erupción los caninos y a los 30 los segundos molares, completándose así, la llamada dentadura temporal o la de «leche».

La misma esta constituida por 20 dientes hasta que el niño cumple los 6 años, pues será a esa edad, cuando hace su aparición el primer molar permanente, razón por la cual se le llama también el molar de los 6 años. Tendrá características diferentes a los de leche, entre otras cosas, porque es mayor, más voluminoso que los temporales y no se muda. Es de igual forma, de gran importancia para el desarrollo de los maxilares y para el perfecto enfilado de los dientes definitivos.

Con la salida de estos dientes de leche, se puede presentar algunos trastornos en el niño, tales como babeo intenso, picazón de las encías, lo que hace que el pequeño se lleve a la boca toda clase de objetos. Es por esta razón que todos los juguetes deben permanecer bien limpios.

El niño con la aparición de este primer diente, se muestra irritable, inquieto, pero por favor no culpe a la salida de los dientes, de las diarreas, la fiebre o el vómito. Cuando se presenta estos síntomas de inmediato deben llamar al medico. No se debe esperar mucho tiempo, porque puede ser tarde. No olvide, que los niños se deshidratan rápidamente, ya que pueden ser una infección causada por algún objeto contaminado que se llevo a la boca y puede ser el comienzo de la terrible gastroenteritis.

Cuidados Bucales

Quizá sea una costumbre heredada, el cepillarse los dientes al pararse de la cama para luego desayunar y quedarse con la boca llena de restos de alimentos, que son abono para los gérmenes productores de caries.

Lo aconsejable es que cuando el niño se levante haga una lavada antiséptica de boca y garganta por espacio de dos minutos. El cepillado debe hacerse después de comer, así sea pan y café, porque de esta manera la boca estará libre de residuos de alimentos y dispondrá de un mejor aliento.

Después del almuerzo, si no hay tiempo, puede hacerse un lavado enérgico que arrastre esas partículas que quedan después de comer. Pero una vez terminada la cena, la higiene debe ser hecha con mayor esmero, usando la ayuda del hilo dental.

Para que la higiene sea efectiva y con fines preventivos, es necesario en primer lugar que el cepillado sea correcto y oportuno. Tanto por las caras de los dientes que miran hacia las mejillas y parte interior de los labios, como por las caras que miran hacia el paladar y la lengua.

Para este fin, es necesario usar un cepillo corto, de cerdas suaves y parejas. La crema dental que más agrade y no olvidar ante todo los chequeos periódicos con el odontólogo, por lo menos una vez al año.

El Niño y El Odontólogo

Para llevar al niño al dentista, los padres no deben esperar que manifieste dolor. Esta relación odontólogo-niño debe empezar en buenas condiciones, para no inculcar en su mente los temores que puedan tener sobre este profesional.

No es conveniente que los padres les inspiren miedo al niño, porque es contraproducente, así como también deben evitar comentarios sobre experiencias desagradables en las consultas medicas y odontológicas. Hable con toda normalidad, nunca haga un drama, ni le cuente a su hijo las situaciones desagradables que le han ocurrido en su visita al dentista.

Nunca lo amenace con llevarlo como castigo al dentista, por el contrario, trate que se sienta seguro y contento de ir a visitar a su mejor amigo. Cuando se encuentre en el consultorio, déjelo tranquilo, que se desenvuelva solo, que conteste las preguntas y solo intervenga cuando se le pidan.

No se inquiete si el niño llora estando en la consulta, recuerde que es una reacción normal antes de lograr confianza. Nunca engañe al niño diciéndole lo que le van o no a hacer. No lo avergüence, o ridiculice en presencia de otras personas o compañeros de su misma edad, por su comportamiento en la consulta.

Pero ante de todo no debe olvidar que de la buena salud bucal, depende muchas veces el buen estado físico y mental de nuestros hijos, porque los problemas de la boca son también de salud y deben ser tratados como tales. Una boca descuidada, representa un serio peligro para la salud y hasta para la vida del niño.