Convulsión Febril

El peligro de la elevación brusca de la temperatura hasta llegar a 39º grados o más puede dar cabida a una convulsión febril. Cualquier niño o cualquier persona puede ser susceptible de convulsionar, si nuestro cuerpo sufre elevación brusca de temperatura.

La convulsión febril es relativamente común en niños sanos y normales. Alrededor de 3 a 5% pueden experimentar una convulsión febril, sin embargo, a pesar de ser común no debe restársele importancia y debe ser evaluada.

La convulsión febril ocurre más frecuentemente en niños con edades comprendidas entre los 6 meses hasta los 4 años, por enfermedades que causan rápida elevación de la temperatura tales como: la roséola, catarro común, etc.

Durante la convulsión el cerebro que normalmente trasmite impulsos eléctricos con un ritmo bastante regular empieza, a producir ritmos anormales y una respuesta muscular involuntaria que termina interpretándose como una convulsión.

Niño Convulsionando

  • Rigidez del cuerpo, puede ser total o simplemente de una mano, una pierna o una combinación de brazos y piernas.
  • Los ojos pueden desplazarse hacia la parte posterior.
  • Desplazamiento hacia atrás de la cabeza.
  • Puede haber defecación o micciones (involuntarias).

La mayoría de las convulsiones duran entre 1 y 5 min. hay pocas evidencias de que estas convulsiones febriles de corta duración traigan alguna consecuencia posterior, por otro lado, convulsiones prolongadas de más de 15 o hasta 30 min., pueden ser signo de un problema más serio.

Reglas a Seguir

Proteger al niño, ya que este durante el episodio convulsivo se golpea sobre una superficie dura, por lo tanto hay que colocar al niño en una cama o una superficie suave.

Muchas veces al tratar de introducir algún objeto forzosamente en la boca del niño para prevenir que este se muerda la lengua, puede producirse más daño que beneficio.

Hay que tratar de asegurar que el niño pueda respirar en forma adecuada bien sea introduciendo suavemente un objeto en la boca para tratar de separar la dentadura, de manera que permita una buena respiración y tratar de extraer todo el resto del moco o comida de la cavidad oral.

Extender la cabeza hacia atrás y colocarla de lado, para evitar en caso de vómito,que ocurra secundariamente una broncoaspiración.

Respiración artificial se requiere en muy pocas ocasiones.

La medida fundamental para el tratamiento de la convulsión febril es sin duda bajar la temperatura lo antes posible.

Se recomienda

Una vez realizadas las medidas anteriores se procede a bañar al niño en agua tibia y friccionar con una esponja toda la superficie de su piel de manera que se pierda la mayor cantidad de calor.

Posterior al baño coloque loción fría en toda la superficie del cuerpo, lo cual permite la disminución transitoria pero rápida de la temperatura del cuerpo.

Acetaminofén bien sea en elixir o en gotas, en dosis que el pediatra recomendará siempre y cuando el paciente se encuentre consciente y el episodio convulsivo haya cedido.

Si por el contrario el paciente persiste obnubilado, somnoliento o esta en crisis convulsiva a pesar de las medidas anteriores debe consultar inmediatamente a su médico y este decidirá la conducta a seguir.