Controla la agresividad infantil

Muchos padres se muestran preocupados por las actitudes irritables de sus hijos, cuando son incapaces de tolerar la opiniones ajenas y pelean con sus hermanos sin razones aparentes. Lo mejor es no tratar de intervenir directamente por unos instantes hasta que los mismo niños negocien una salida al conflicto.

Por supuesto, existirán momentos en que tendrás que intervenir para evitar que los niños puedan hacerse daño. Manejar la ira puede ser un buen camino para resolver los problemas. La violencia se puede aprender pero también la tranquilidad. Puedes recordarle a tu hijo que existen maneras más constructivas de lidiar y expresar la cólera. Aquí tienes algunas ideas:

-Modelo de tranquilidad.
En algunas ocasiones en mejor contar hasta 10 antes de reaccionar con furia. Los niños notarán cómo controlar tus estados de cólera y copiarán las conductas que observen. Aquí tienes un ejemplo: Suponte que tienes un informe por entregar y estuviste trabajando toda la noche en él, para que por un descuido se mojara con café al día siguiente. Antes de ponerte a gritar sería recomendable que respires profundo o camines un rato mientras piensas qué puedes hacer para resolver ese inconveniente. Si el niño está a tu lado, puedes manifestarle tu inconformidad con lo sucedido, sin levantar la voz o arrojar trastos. Tú ejemplo es necesario para que el niño lo copie.

-Retírate y cálmate.
Una de las partes más difíciles para los padres es contener la agresividad. La irritabilidad es contagiosa. La mejor manera de cumplir esta norma en tu hogar es comenzar con la siguiente frase: «En esta casa, resolvemos los problemas cuando estamos calmados y controlados». La frecuencia con que repitas esta afirmación te permitirá reforzar la regla.
Cuando sientas una gran incomodidad es mejor que abandones el sitio pidiéndoles a las demás personas un poco de tiempo para pensar y es seguro, que cuando regreses te encuentres más calmado. Evita en los posible contestarle a una persona malhumorada porque se convertirá en una cadena sin fin.

-Desarrolla un vocabulario para las emociones.
Algunos niños son agresivos porque no saben cómo expresar sus frustraciones por otras vías. Patear, golpear, gritar y llorar podrían ser las algunas formas que conocen para manifestar su inconformidad. Preguntarles a los niños cómo se sienten es perder el tiempo, porque ellos no han aprendido cómo poner en palabras cómo se sienten. Sería bueno crear o diseñar un afiche donde el escriba una lista de palabras donde se mencionen los sentimientos que él le diría a la persona con la que se enojó. Algunas ideas pueden ser:
Frustrado, irritado, enfurecido, molesto, inquieto, iracundo, etc. Cuando el niño esté ofensivo, usa las palabras que el aplicaría a situaciones de la vida cotidiana. «mira como estás molesto.

¿Necesitas hablar de eso?» Entonces el pequeño podrá agregar nuevo vocabulario, que le será de utilidad para explicar sus sentimientos.

-Modos de comunicar la incomodidad.
Puedes decirle a tu niño que escriba en un cuaderno las formas aceptables de liberar la rabia sin dañar a otros. Caminar lejos, pensar en un lugar remoto y agradable, correr, golpear un almohadón, jugar baloncesto, rebotar una pelota de tenis varias veces contra la pared, hacer dibujos, cortar papel en pedacitos, cantar una canción, escuchar música, hablar con alguien y desahogarse. Una vez que el niño, puede escoger la técnica para calmarse, anímale a usar la misma estrategia cada vez que comience a sentirse furioso.